Quiero también que me discutan cuando no estoy en lo cierto, que me enseñen lo que no se, que me hagan críticas constructivas, que me regañen y se enfaden, pero sin perder nunca ese atisbo de amor en los ojos.
Yo por mi parte prometo ser un pesado saco de cariño que llevar a la espalda, prometo ser un profesor intransigente y recto, a veces incluso ser un coñazo, lo seré. Pero también prometo también que cuando se necesite comprensión, atención, consejos... ahí estaré yo. Sé que será difícil aguantarme, pero con el tiempo será simpático tener una fierecilla domada. ¿Quién soy? No te lo preguntes más, soy yo, eres tú, es ella, y también ese hombre de allí, y aquella señora... somos todos.
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