REPRODUCTOR MUSICA

martes, 12 de abril de 2011

El pájaro negro

Nuic era un pájaro negro. Era demasiado grande, demasiado cruel. Los picotazos con que hería a la paloma eran rápidos, inesperados y demasiado certeros. La paloma estaba indefensa pero esta paloma....¿qué clase de paloma era? Se llamaba Riama y con inmutable pasividad aguantaba las agresiones de Nuic. La sangre cubrió de rojo las plumas blancas pero Riama mantenía sus brillantes ojos fijos en la profunda oscuridad de los ojos de Nuic, y en ellos se leía la sorpresa del ataque, un silencioso reproche, la reprimenda plasmada en una gélida daga invisible capaz de congelar el corazón más enfermo de rabia. El pájaro oscuro intentaba acabar con la aparentemente inalterable impavidez de la paloma, y el hecho de no poder arrancar ni el más imperceptile quejido de dolor del pequeño pájaro blanco lo enfurecía cada vez más. Nuic sólo quería que Riama le regalase una pluma blanca.

¿Cuanto valia esa pluma para que Nuic la quisiera tanto? ¿No era más fácil pedírsela amablemente? Pero Nuic no iba a pedirle nada a un simple pajarillo como Riama, él era el gran pájaro negro y lo que quería, lo tomaba, y nadie tenia derecho a negarle un deseo ni mucho menos a hacer algo que le provocase la más mínima contrariedad. Y ésto era lo que le ocurría a todo aquel que osaba disgustarle.


Y de repente algo sorprendente ocurrió. En un elegante y rápido movimiento la paloma escapó de las garras de Nuic y ante su mirada asombrada se posó allí arriba, en las ramas del árbol, y mientras Nuic la miraba desde el suelo Riama entreabrió su pico y de ellos arrancó un sonido firme, clamoroso, rotundo, algo que había dejado de ser un gorjeo para convertirse en una lección. El pájaro negro nunca había sentido admiración por ningún otro ser que no fuese él mismo y aquella sensación lo dejó por un momento fuera de juego. Quizá fue eso lo que hizo que oyese las enseñanzas de la paloma.


¿Y qué dijo Riama? Sólo le preguntó si alguna vez había tenido el valor de mirar su propio reflejo en las aguas del lago para descubrir si le gustaba lo que veía, para descubrir si de verdad era tan grande, tan negro, tan impresionante y tan perfecto. Seguidamente la paloma blanca levantó el vuelo, así como estaba, chorreando sangre. Sus movimientos parecían temerosos y torpes debidos al dolor, su vuelo parecía lento y renqueante.... pero los animales levantaban los ojos en dirección a Riama, admirando su valor y su fuerza al emprender el vuelo en su precaria situación. Y Nuic era invisible para ellos...así que en aquel mismo momento lo decidió: se vería en el lago.


¿Ese era él? No...su pico no podía ser tan antiestéticamente largo...ni aquel aspecto zambo podía corresponder a su imagen...aquellos ojos colocados a una distancia tan extraña y con aquella expresión tan ridículamente boba... ése no podía ser Nuic el temido. Así que Nuic decidió que la imagen del lago debía estar equivocada y siguió creyendo ser un poderoso águila real cuando en realidad no era más que un simple cuervo corriente...

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