Es así de fácil. Cojamos a un famoso, persigámoslo hasta que le veamos agarrar de la mano a su pareja y ya tenemos el titular: XXXX (ya sea su nombre real o el apodo que nos hemos inventado con toda nuestra originalidad) PASEANDO ROMÁNTICAMENTE POR LAS CALLES DE XXXX (una ciudad cualquiera). Y si esto no ocurre, esperemos, pues en algún momento irá al gimnasio y entonces podremos decir que XXXX LUCHA CONTRA LA CELULITIS EN UN FAMOSO GIMNASIO XXXX (gentilicio de una ciudad cualquiera). Pero si nuestro famoso no tiene pareja y tampoco va al gimnasio podemos seguir esperando, pues en algún momento sacará al perro, o tomará el sol en su piscina, o ya que estamos y con suerte lo pillaremos sonándose los mocos... MENUDO NOTICIÓN.
Luego pongamos un decorado color pastel y un montón de sillitas en corillo y sentemos a los cuatro periodistas frustrados a los que se les hincha la vena discutiendo en busca de la verdad. Y es que la verdad es muy importante...todos lo sabemos...no es lo mismo que nuestro XXXX se suene la nariz en un reconocido Kleenex que en un pañuelo de la marca “Bosque Verde”...
A continuación buscamos un presentador de entre 30 y 40 años, atractivo y, como requisito indispensable, que sepa poner cara de interesante mientras escucha las mamarrachadas de los asistentes. Éste no se qué me provoca más, lástima o irritación.
Ya tenemos todo lo necesario. Ahora sólo hay que salir a buscar a una portera de edificio chismosa que nos cuente de qué color es la ropa interior que XXXX cuelga en el tendedero. Y si nos quedamos sin porteras, ¡¡¡no importa!!! Siempre podemos salir a buscar al amigo del hermano del camarero que vio de lejos al novio de la sobrina de XXXX en la discoteca con los amigos...seguro que el billete de 100€ con el que pagó era el mismo que XXXX tenía en la cartera el día anterior...¿y ahora a ver cómo explicas de qué manera llego a tus manos, eh, chavalín?
Ahora hay que crear una publicidad con gancho...vamos a darle un poquito de morbo, a ver... hay que sacar a nuestro famoso en la foto que le hicimos mientras salía de la discoteca con alguien desconocido, pongámosle un botón negro encima de la cara y....DESCUBRE QUIÉN PUEDE SER EL NUEVO AMOR DE UN IMPORTANTE PERSONAJE DEL MUNDO DEL XXXX (círculo en el que se mueve o trabaja nuestro “famoso personaje”).
¡¡Listo!! Ya tenemos programa del corazón. Sólo queda ponerlo en antena y esperar a que las amas de casa aburridas de sacarle brillo a los cristales de las ventanas se coloquen delante del televisor a empaparse de las intimidades ajenas. Es un éxito asegurado. Sabemos que se quedan ahí, embobadas, escuchando como se sacan los trapos sucios unos a otros...¡¡es un subidón alucinante!! Y como tenemos el arte y poderío de mantener el interés tendremos máxima audiencia los viernes y sábados durante dos o tres horas por un periodo de por lo menos cuatro o cinco años. ¡¡Después cambiamos de presentador, el color del decorado y el nombre del programa y al estrellato otra vez!!
¿No os da vergüenza ajena (o propia, según el caso) derramar el tiempo y las babas viendo en el televisor lo que nosotros mismos hacemos a diario como rutina? ¡¡A ver si nos enteramos, que todos, famosos o no, comenzamos y rompemos relaciones, salimos a divertirnos con nuestros amigos y nos sonamos los mocos o nos los sacamos con los dedos si nos apetece con la única diferencia de que no todos tenemos detrás al simulacro de turistas japoneses disparando flashes a cada movimiento nuestro porque a nadie le interesa!! Y os dejo, que está empezando “¿Dónde estás, corazón?”(ahora abreviado, DEC).
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