REPRODUCTOR MUSICA

miércoles, 5 de marzo de 2014

Cuevas y cavernas.

Y mientras me desvestía me percaté de que mi perro me observaba atentamente, sin perder ni uno de mis movimientos. ¿Qué pensarán los perros de nuestros constantes cambios de ropa? Debe resultarles sorprendente, seguramente creen que lo que nos quitamos es nuestra piel y que luego la guardamos ahí, en el armario, entre tantas otras pieles. ¿Pero y si los perros tuvieran razón?

Al fin y al cabo la ropa no es más que una cubierta bajo la cual nos escondemos nosotros y todos nuestros misterios, nuestros secretos inconfesables, nuestros miedos... Con la ropa nos protegemos no sólo del frío, sino también de nuestras vergüenzas. No me quedó más remedio que admitir que los perros al observar tanto ir y venir de ropa de todo tipo deben pensar que somos bastante estúpidos: ropa interior, calcetines, pantalón, camiseta, jersey, bufanda, guantes y chaqueta, y a veces una gorra, gafas y las chicas, además, bolso. Estoy segura de que no conciben la vida con tanto lastre.

Posiblemente por eso los nudistas hablan de la sensación de libertad y contacto con la naturaleza... Es una vuelta a nuestras raíces, a lo obvio, a la vida sin cubiertas ni escondrijos, a lanzar lejos de una patada nuestras vergüenzas y miedos... Estoy segura de que cuando el calientamiento global no nos deje otra opción que despojarnos de todo abrigo... eso justo antes de que alguien invente el traje refrigerante y volvamos a salir de las cavernas para entrar en la cueva.