REPRODUCTOR MUSICA

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Mariposas en el estómago.

Yo siento la llegada del frío, la siento tanto que se me llena el estómago de mariposas. Noto las ausencias de calor con todas sus consecuencias, y también noto las presencias que se manifiestan como un viento helado cortando la piel, que te envuelve y te abraza, que obliga al corazón a ejercer ese fuerte latido que caliente las arterias. 

Me acomodo sin rechazos a ese abrazo rudo y pleno de nostalgias. Yo siento la llegada del frío, la siento tanto que se me llena el estómago de mariposas... no sé vosotros. Cierro los ojos y me mudo al sol. ¿Por qué habría de quedarme donde se hielan las almas?

Yesenia Pineda.

jueves, 21 de agosto de 2014

Lo que son los recuerdos

Rebusqué en mis arenosas dunas, entre granos interminables de memorias selladas y apiladas sin orden ni jerarquía. Incansable, busqué aquel día. Lo que encontré fue un grano más, oscuro y ajado, difuminado, aplastado por el tiempo. Erráis si creéis que por eso era menos bello.

Yesenia Pineda.

domingo, 4 de mayo de 2014

Para ti

Había una vez una mujer hermosa y joven, con toda la vida por delante, con un mundo enorme escondido debajo de su cabello, con grandes capacidades por explotar. Esa mujer un día decidió que yo nacería, que su mundo escondido, sus capacidades y toda esa vida que tenía por delante la dedicaría a ser, sobre todo, madre.

Y es ahora cuando me miro, con una vida que estoy comenzando a construir, y me doy cuenta de que cuando ella tenía la edad que yo tengo ahora ya era madre de dos hijos y me pregunto cuántas cosas que yo estoy luchando por lograr sacrificó ella por esos dos únicos proyectos a los que dedicó su vida: mi hermano y yo. Miro al mundo y siento orgullo, orgullo porque mi madre me enseñó los valores importantes gracias a los cuales soy una persona que se respeta a sí misma.

Los hijos a veces no sabemos estar a la altura de ese sacrificio, a veces somos egoístas, o tan ingenuos que no nos damos cuenta. Sé que por circunstancias mi infancia no fue plato fácil para mis padres, pero jamás se rindieron y gracias a ellos hoy puedo escuchar la música, la voz y el canto de los pájaros.

Hoy las dos somos adultas, ella y yo, dos mujeres con ideas propias y muchas diferencias a veces, pero ninguna de esas diferencias cambiará que admire, quiera y respete (aunque nunca se lo diga) a esa mujer que para mí es la más perfecta del mundo.

¡Feliz día de la madre, mamá!

Yesenia Pineda.

sábado, 3 de mayo de 2014

Mis ojos quieren verte.

Te miro desde lejos, desde dentro, desde donde estás y sólo yo te tengo. Aquí nada te acecha, te protejo en la burbuja del recuerdo desmembrado en retales que a veces me arropan y otras me dejan desnuda e indefensa. 
Te quiero aún desde aquí, y aunque el tiempo suceda, mirando hacia ninguna parte pero viéndote a menudo en los rincones.
No quiero aprender a vivirte en pasado. Simplemente el pasado no es suficiente. Impregno mi ser con aquello que fuiste para que persistas y, todavía conmigo, seas.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Cuevas y cavernas.

Y mientras me desvestía me percaté de que mi perro me observaba atentamente, sin perder ni uno de mis movimientos. ¿Qué pensarán los perros de nuestros constantes cambios de ropa? Debe resultarles sorprendente, seguramente creen que lo que nos quitamos es nuestra piel y que luego la guardamos ahí, en el armario, entre tantas otras pieles. ¿Pero y si los perros tuvieran razón?

Al fin y al cabo la ropa no es más que una cubierta bajo la cual nos escondemos nosotros y todos nuestros misterios, nuestros secretos inconfesables, nuestros miedos... Con la ropa nos protegemos no sólo del frío, sino también de nuestras vergüenzas. No me quedó más remedio que admitir que los perros al observar tanto ir y venir de ropa de todo tipo deben pensar que somos bastante estúpidos: ropa interior, calcetines, pantalón, camiseta, jersey, bufanda, guantes y chaqueta, y a veces una gorra, gafas y las chicas, además, bolso. Estoy segura de que no conciben la vida con tanto lastre.

Posiblemente por eso los nudistas hablan de la sensación de libertad y contacto con la naturaleza... Es una vuelta a nuestras raíces, a lo obvio, a la vida sin cubiertas ni escondrijos, a lanzar lejos de una patada nuestras vergüenzas y miedos... Estoy segura de que cuando el calientamiento global no nos deje otra opción que despojarnos de todo abrigo... eso justo antes de que alguien invente el traje refrigerante y volvamos a salir de las cavernas para entrar en la cueva.

viernes, 31 de enero de 2014

Acuerdo de afecto

No permitiré que la tristeza de tus ojos empañe mi boca. La verdad sea dicha: la verdad será dicha. Y es que eso es lo que soy: la montura oxidada del caballo de los injuriados que lucha con espada de madera. Y tú, príncipe de los cobardes, hallarás en mis labios el sabor amargo de la verdad contundente y elogiaré sin reparos tu honor y tu ética aunque no dejaré de reprobar tu rendición ante ese raquítico enemigo llamado miedo.

No pretendo ser tu juez ni tu verdugo, sólo la voz de tu remordimiento que te anima a hacer lo correcto. No te pido ser impecable (¡por dios, yo no lo soy!), sino ecuánime.

Ármate de valor.
Te espero aquí.
Hablemos.

Tengo los oídos ávidos y el perdón aguardando. Y es que eso es lo que soy: los brazos abiertos de un aspirante al entendimiento. Y tú, mutismo dominado por el temor, incapaz de abrir la puerta y entrar heroico al cálido hogar del sincero cariño ubicado en la amistad.

Ármate de valor.
Te espero aquí.
Hablemos.
¿No lo ves? Aún te quiero.

lunes, 27 de enero de 2014

Más allá del muérdago

Si me hubiese percatado antes habría construido un futuro alternativo. Quizá habría bailado contigo en otra parte antes de cerrarte mis ojos y limitar mis palabras a un montón de estupideces.


¿Crees en las segundas oportunidades? No siempre son justas, es cierto, pero en este caso a la hora de la decisión no conocía todos los detalles... ¿No es eso una buena excusa?


Estoy caminando a tus espaldas pero ya no me miras. Dudo incluso de que me vieses si me colocara justo delante tuya. Tengo la sensación de que has subido demasiados escalones, tantos que ya ni alcanzo a seguirte.


Me gustaría poder sentarme a tu lado y susurrarte al oído todas aquellas cosas que se me quedaron guardadas, como si fuera la voz de tu conciencia. Ojalá pudiera ser una voz que eres incapaz de callar. 

Ojalá...

miércoles, 22 de enero de 2014

La danza

Báilame el silencio

y susúrrame en el aliento....

...si te atreves...

solo un segundo de tu tiempo.... una mirada, un fragmento.... y bailaremos el silencio con la música que despierta el deseo, tu mirada y el amor.

Seguidamente, sacúdete el recuerdo de la misma forma tierna en que regalaste a mis brazos el placer de acunarte... y grítame el silencio, grítalo antes de marcharte.

Adoro tu forma de decir.... adoro tu forma de encontrarme.... pero solo podré escribir aquello que nunca podré gritarte.

Se quedarán mis ojos ciegos, cansados de buscarte, pues me empeño en encontrar tu cuerpo en otra parte. Báilame el recuerdo y haz que vuelva a mirarte.

- Juan Romero y Yesenia Pineda -

lunes, 20 de enero de 2014

Buenos días sin ti.

Buenos días, aunque sin ti. 
Te vas (pero te escondes) y te quedas ahí en silencio y husmeando en mis palabras, quizá por una gota de ego que llevarte a una sonrisa. 

Un día estarás doliendo entre satisfacciones. Luego queda el olvido y nada más.

¿No te apena ignorar mi dulce tragedia, utilizarla como espejo mágico al que preguntar quién es el más bello? Ya lo hará...cuando otro como mi amor no haya, cuando las horas queden hueras, cuando solo tengas el sonido de ti mismo: cuando te olvide... Yo no sé sentir a medias.

Un día será sólo "buenos días".

Yesenia Pineda.

viernes, 17 de enero de 2014

Despedida intacta

La calma ridícula y el sonido frío.
Se destruye la burbuja entre las manos. Se deja caer la losa.
El viento que sopla y el sueño.
De tus dedos musicales puede surgir la nota equivocada. No le toques.
La mirada que apuñala y el verso que asesina. La pena acecha.
No te mires en mis ojos, ya no tienen espejo, son un pozo. Se apagan.
La muerte se avecina.

-Yesenia Pineda-

lunes, 6 de enero de 2014

El primer beso

Sellarás mis labios con un beso, me dejarás sin habla, sumida en la sorpresa. Será inesperado, cuando por fin te vuelvas valiente. Será sin pensar, será un impulso, pues de otra manera no sería jamás. Después tú también te sentirás sorprendido, aunque ambos supiéramos que era sólo cuestión de tiempo que ocurriera. Y después nos besaremos un poco con los ojos, sólo un momento, tímidamente, preguntándonos por qué, volviéndonos ingenuos e inocentes por unos segundos. Nos reiremos de nosotros mismos, porque así es como somos. Haremos una invitación a la ternura, sólo durante un rato y sin demasiado interés. Nos preguntaremos en nuestros adentros hacia dónde nos llevará ésto, pero jamás verbalizaremos esa pregunta. No es necesario y es mejor así, pues seguramente no nos lleve a ningún lado, sólo a ser el personaje que llene los huecos vacíos y comparta los llenos hasta que alguno diga basta, que será temprano o tarde. 

Giraremos en secreto nuestras cabezas al despedirnos para ver si tan apreciados somos... porque será por narcisismo nada más. Al llegar a casa nos odiaremos un poco a lo lejos, nos tumbaremos mirando a las estrellas cubiertas por el techo de nuestras habitaciones y compartiremos un rato con el insomnio y las dudas. Nos preguntaremos si fue una equivocación, pero no importa a qué conclusión lleguemos pues sabemos que volverá a ocurrir, pronto o tarde... Y si fuese tarde sería nunca más. Sé que yo no soy de esas y tú... no lo sé. Sonreiremos pensando las estratagemas que pondremos en marcha, como si fuese un juego donde gana el más pícaro. En algún momento llegará el sueño y nos entregaremos a sus brazos como hacía un rato nos entregábamos a los nuestros. Y de repente... buenos días...

Yesenia Pineda.