Sellarás mis labios con un beso, me dejarás sin habla, sumida en la sorpresa. Será inesperado, cuando por fin te vuelvas valiente. Será sin pensar, será un impulso, pues de otra manera no sería jamás. Después tú también te sentirás sorprendido, aunque ambos supiéramos que era sólo cuestión de tiempo que ocurriera. Y después nos besaremos un poco con los ojos, sólo un momento, tímidamente, preguntándonos por qué, volviéndonos ingenuos e inocentes por unos segundos. Nos reiremos de nosotros mismos, porque así es como somos. Haremos una invitación a la ternura, sólo durante un rato y sin demasiado interés. Nos preguntaremos en nuestros adentros hacia dónde nos llevará ésto, pero jamás verbalizaremos esa pregunta. No es necesario y es mejor así, pues seguramente no nos lleve a ningún lado, sólo a ser el personaje que llene los huecos vacíos y comparta los llenos hasta que alguno diga basta, que será temprano o tarde.
Giraremos en secreto nuestras cabezas al despedirnos para ver si tan apreciados somos... porque será por narcisismo nada más. Al llegar a casa nos odiaremos un poco a lo lejos, nos tumbaremos mirando a las estrellas cubiertas por el techo de nuestras habitaciones y compartiremos un rato con el insomnio y las dudas. Nos preguntaremos si fue una equivocación, pero no importa a qué conclusión lleguemos pues sabemos que volverá a ocurrir, pronto o tarde... Y si fuese tarde sería nunca más. Sé que yo no soy de esas y tú... no lo sé. Sonreiremos pensando las estratagemas que pondremos en marcha, como si fuese un juego donde gana el más pícaro. En algún momento llegará el sueño y nos entregaremos a sus brazos como hacía un rato nos entregábamos a los nuestros. Y de repente... buenos días...
Yesenia Pineda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario