REPRODUCTOR MUSICA

domingo, 14 de agosto de 2011

"Y ya no vi a mi madre más"... Jamás olvidare el momento en que te oí pronunciar estas palabras. Yo estaba sentada en una silla, a tu lado, libreta y lápiz en mano, dispuesta a llenar esas páginas vacías con tu historia y tú, de frente a mi y haciendo esfuerzos por controlar el temblor de tu voz, entraste a esa parcela de tus recuerdos más tristes. De vez en cuando te detenías por unos segundos, a veces para ordenar tus recuerdos en la cronologia del tiempo y otras porque tus palabras te dolían. Yo era sólo una niña que aún creía que el tiempo era infinito y en lugar de arrojar la libreta y arroparte en un abrazo me quedé quieta, me trague el abrazo y seguí escribiendo. Quise creer que si ignoraba el dolor que querías ocultar sin conseguirlo éste desaparecería, y aunque no fue así yo seguí inmóvil en la silla con la misma ilusión de que siempre habría un mañana, pero decidí no torturarte más y ese día dejamos incompleta tu historia en las páginas rayadas de mi libreta infantil.

Con el tiempo me enseñaste que no hay que dejar escapar los momentos. Tu vida se fue apagando y yo seguí estupidamente esperando a un mañana hasta que dejó de haberlo. No obstante te sigo sintiendo muy cerca, invisible, mi protector silencioso que a veces me hace regalos en la noche de San Juan.

Quizá no importe decirlo todo, quizá lo único que importe es que los dos lo sepamos, pero no quiero guardar para mi lo que sonaria tan hermoso. Sólo escuchame mientras me miras a los ojos. Tú lo sabes. Tú lo comprendes.

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