Yo conozco tu cauce, sé encontrar tus remolinos.
Sé cuando te vuelves profundo y peligroso
y en qué orillas acaricias las piedras, amoroso.
Te conozco aunque no quieras
y aunque yo no lo decida.
Tú y yo somos ejemplares distintos
de la misma especie
y tus actos son mis actos,
tus deseos son mis deseos,
tus censuras son las mías...
Te conozco aunque no quieras
y aunque yo no lo pretendo,
grabado, como una impronta...
Te conozco sin conciencia,
sin proponerme entenderlo...
Te conozco porque ambos
llevamos el mismo sello.
Te conozco y es tan sencillo
como mirarse al espejo.
Te conozco y, simplemente,
tú no hablas, pero entiendo.
Fotografía: Yesenia Pineda.
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